Introducción a la espeleología: exploración de una cueva - río subterráneo

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En estos días de canícula, explorar una de las muchas cuevas de las Grands Causses es una actividad de primera! Y cuando esa cueva es un río subterráneo, ¡la aventura se vuelve insólita y excepcional!

Una estimulante experiencia de espeleología al alcance de todos, ¡a dos pasos de Millau!

Una aproximación al corazón de las Grands Causses

 

Nos encontramos al norte de Millau, cerca de Séverac-le-Château. Un pequeño tramo de causse calcáreo, hermosos pastos y una barra rocosa que llama la atención… Nos estamos acercando.
Los últimos metros se recorren por un campo ocupado por unas cuantas vacas, a lo largo de un pequeño arroyo. Respetamos el lugar: en la naturaleza, siempre estás en casa de alguien.

Llegados al pie del pequeño risco, en el nacimiento del arroyuelo, la primera prueba: ponernos el equipo de espeleología. Traje de neopreno + camiseta de neopreno + traje de espeleología + arnés + casco y linterna frontal + escarpines de neopreno. Solidaridad entre nosotros: tira de mi cuello, agárrate a mi hombro, mi cabeza no cabe… ¡tengo calor! Nos dirigimos a una pequeña piscina en el manantial y nos damos el primer chapuzón para entrar en calor antes de explorar la cueva. ¡Y ya está claro que un simple bañador no será suficiente!

¡Bueno, no somos los primeros a los que les ha parecido bonita la zona! Un pozo de agua romano y un embalse que abastecían de canaules de riego al terreno muestran sus restos… ¡y demuestran que el yacimiento era conocido desde hacía mucho tiempo! Ultimo chequeo del equipo y anuncio del tiempo subterraneo local: 12° seco en la cueva, 8° para el agua en el rio subterraneo. ¡Ni miedo!

¿Lo sabía? Existen 4 «Grands Causses»: el Sauveterre, el Méjean, el Noir y el Larzac, estas 4
altas mesetas que se extienden entre el Aveyron y el Lozère.

Sabía que…

El ABC de la espeleología

¡Vamos a explorar la cueva y el río subterráneo! La entrada es un agujero de ratón, pero muy pronto aprendemos a «avanzar al estilo egipcio», ya que la fisura es muy estrecha. ¿Se lo imaginan? Menos mal que nuestro guía nos dio la técnica y ¡lo conseguimos!
Salir de esta estrecha grieta como descorchar una buena botella… aquí estamos en la oscuridad total de la cueva, en una primera sala grande donde se oye el sonido del río subterráneo. Extraña sensación y ganas de descubrir más. ¿Suena como un torrente, una cascada o qué? Mi imaginación está en marcha!

Tras el paseo al estilo egipcio, el «pastel enrollado», un método ingenioso, sin esfuerzo y muy divertido de cruzar entre 2 gigantescas cámaras horizontales muy bajas… como en un buzón… ¡y como una carta en Correos! Ya está, ¡ya tenemos los pies en el agua y volvemos a estar en posición vertical para progresar por la cueva! Lo que sigue es una pared de concreciones sobre la que salta una preciosa cascada subterránea. Así que ese fue el gran estruendo que oímos al principio… Asegurados por nuestro guía, subimos por la cascada, de patata en patata. ¡Una subida vigorizante a través de los remolinos!

Las altas mesetas de las Grands Causses cuentan con varios centenares de grutas, avens, gouffres, abismos, etc… ¡Un auténtico queso de Gruyère! Perdón… ¡un auténtico queso de Roquefort! Sólo 3 cuevas están abiertas al público: Grotte de Dargilan, Aven Armand y Abîme de Bramabiau.

Pepitas en el río subterráneo

Desde lo alto de esta cascada, el recorrido discurre por «piscinas» en estrechos pasillos, en el lecho del río subterráneo. El espectáculo es de gran belleza. Las piscinas de gigantes, más grandes o más pequeñas, más profundas o menos, pero siempre con una forma circular perfecta, ¡como trazadas con los compases de nuestra infancia! ¡El agua y los guijarros deben haberse arremolinado con fuerza para ahuecar y esculpir estas bellezas naturales! Algunas simas gigantes quedan al descubierto y nos sirven de conducto para escalar. ¡Un ascensor mineral! Otras están inundadas y ofrecen magníficos reflejos y colores a la luz de la linterna frontal. Espectacular!

El río subterráneo se hace cada vez más ancho… y cada vez más profundo. ¡Es hora de nadar los 100 metros más rápidos de tu vida! El agua aquí está a 8°C… ¡damos gracias al neopreno! Y a veces, el río subterráneo se convierte en un lago con aguas y colores transparentes… ¡guau!
Increíbles tonos esmeralda o azulados. Por desgracia, incluso protegida bajo tierra en esta cueva, el agua no es necesariamente pura. ¿De quién es la culpa? La piedra caliza no es un filtro. Si haces algo en la superficie, la contaminación puede viajar a través de la roca hasta el río
subterráneo.

8°C en el agua, 12°C en la cueva… ¡es más o menos la misma temperatura que vemos en las
Caves fromagères de Roquefort! Serían unas bodegas estupendas, ¿verdad?

Todos los secretos del mundo subterráneo

Más allá de la espeleología como actividad, nuestro guía Gilles nos propone descubrir realmente el mundo subterráneo y sus particularidades. ¿Qué tal unos bichitos? Pequeños troglobios y fauna cavernícola. ¿Y las huellas negras? El acetileno que utilizan los espeleólogos «de verdad»
¿Qué tal un poco de arcilla? En las manos, ¡ya está bien! Y si aprendiéramos a leer las gubias de la pared, que indican la dirección de la corriente y su fuerza… y por tanto la salida? En resumen, un montón de pequeñas explicaciones que te ayudarán a irte a la cama menos estúpido!

¿Y qué es esa cuerda en el agua? El hilo de Ariadna que nos encontramos ahora marca más o menos el final de nuestra exploración. Tras él hay 13 sifones inundados intercalados con zonas exundadas, descubiertas por buceadores de cuevas… ¡que a día de hoy aún no han llegado al final de la cueva y del río subterráneo!»

El río subterráneo y sus gigantescos baches dan paso a un pasaje fósil de la cueva. Aquí, el agua ya no pasa. En su lugar, la oscuridad, el reino de Hades, con rocas desmenuzadas, afiladas, negras sobre negro (¡muy lejos del outrenoir del artista de Aveyron Soulages!)
Contraste sorprendente. Unos metros más allá: ¡excéntricos buscando su camino! Las mini estalagtitas blancas crecen indecisas, en ángulo recto, en capullos, sacacorchos… ¡pero qué frágiles son!

Las Grands Causses son consideradas (¡con razón por supuesto!) como la cuna de la espeleología tras los primeros descubrimientos de Edouard Alfred
Martel (1888) y sobre todo con la creación en 1963 en Millau de la Federación Francesa de Espeleología!

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Continúa la aventura

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