¡sorpresa garantizada!
Independientemente de la pequeña carretera que tomes para atravesar la inmensa y desierta causse du Larzac, una vez que llegas al pie de las remparts de la Couvertoirade te sientes muy pequeño. La muralla tiene 12 metros de altura y más de 400 metros de largo.
El pueblo está muy bien conservado y preservado porque estuvo abandonado durante mucho tiempo y, por lo tanto, sufrió poca o ninguna transformación. ¡Visitar la Couvertoirade es sumergirse en la Edad Media!